Su otro hijo, Augennis Hernández, de 9 años, resultó gravemente herido, al igual que dos hermanos y otros cuatro parientes. Alberto venía en su automóvil detrás del vehículo en que viajaba la familia cuando ocurrió el accidente.
Que el minibus se accidentara no era para Alberto tan extraordinario, tan conmovedor, tan irreparable, pero que muriera su madre Maura Alcántara, su hijito Abis Ismael, su hermana Basilia Hernández y otros siete parientes cercanos, era para él algo tan impresionantemente terrible, que aunque lo veía con sus propios ojos no podía creerlo.
En el Hospital Darío Contreras, donde fueron llevados siete de los heridos, entre los que encontraban su otro hijo en estado crítico, Alberto no podía encontrar consuelo ni sosiego. Se movía, veía a su hijo con la cara hinchada y los ojos amoratados, y lloraba desconsoladamente. “Es el único que me queda y no puede morirse”.
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